DESTINO LIMITE

POEMAS DE UN ANONIMO CON MI NOMBRE

DIÁLOGO ENTRE UNA ESPADA Y SU PARED

DIÁLOGO ENTRE UNA ESPADA Y SU PARED

..............Un día, tras mucho caminar, me senté a la sombra de un árbol y, con la mirada perdida y la fatiga por sombrero, observé que mis exhaustas y desvalidas botas apenas dejaban huellas tras de si. Una grieta en mi bota derecha, llamada Dolly dejaba entrever mi pie y bajaba por el cuero hasta la suela. La giré y aprecié que ésta apenas tenía dibujo. Cuanto debía haber caminado para no dejar huellas tras de mi, salvo la silueta de unas malogradas suelas. Me causó curiosidad el ver que Nelly, mi bota izquierda no estaba tan deteriorada.

Como es propio de un caballero, les pedí perdón y comenzamos a dialogar.

“Pero, como has podido hacernos esto?” Respondió Nelly Balbuceando cansina y sin apenas aliento. Nosotras éramos unas botas nuevas, de cuero robusto y curtido, éramos elegantes, éramos, ……éramos como la mirada sonrojada de una universitaria vestida de largo.

Lo sé, lo sé, y os pido perdón, pero, acaso no erais vosotras quienes querían conocer nuevas tierras? No erais vosotras quienes me rogaban que os llevase al trote, y luego al galope, y después que corriésemos desenfrenadamente saltando de acá para allá? No me alentabais para que os mojase por los charcos, sin darme la más mínima tregua?. “Montanos a caballo, llévanos al mar, queremos ir en moto y sentir la velocidad, caminar, correr, volar. Muévenos de acá para allá, danos uso”. Acaso no me exigíais más y más hasta mi extenuación? “Bueno, si, éramos jóvenes y debes comprender que una tuviese sus ambiciones”, respondió una inquieta Dolly. No puedo mas que comprederos pues yo también tuve ambiciones, y aún ansío llevar a cabo algunas de reciente cosecha.

Y mientras departía con mis botas, me fui transportando al tiempo y al día primaveral de nuestra primera cita.

Las recuerdo medio adormentadas, desesperanzadas y aburridas sobre el estante de una vieja tienda de pueblo. Les pregunté si querían ser mis escuderas, mis asesoras, mis compañeras de viaje y, como respuesta, sus cordones se entrelazaron en forma de admiración, como suplicando que les diese vida y les sacase de aquella vieja tienda donde habían pasado inmóviles los primeros meses de su corta vida. Las cogí con mi mano izquierda, las miré, como quién mira a un amigo y me dirigí apresuradamente al despacho de la dependienta para ajustar cuentas y calzármelas por primera vez. Uff, que bien suena esto, me dije, y me repetí “voy a calzármelas hoy mismo”, y sonreí de nuevo mientras pensaba en pocas ataduras, aunque si con cordones.

Nos fuimos en moto hasta un verde valle y en el camino las preguntas empezaron a amontonarse en mi cabeza, mientras la brisa primaveral despeinaba nuestra virginal juventud. me dirigí hasta un rio que parecía rasgar a con su presencia un enorme y frondoso valle.

Mis jóvenes botas no dejaban de pedir vida y por allí disfrutaron de sus primeros pasos en “libertad”. Yo me movía a su antojo, ofreciéndolas emancipación, intentando complacer a cada uno de sus deseados movimientos. Saltamos, corrimos, y hasta nos bañamos en el rio, ellas, por el contrario, y como corresponde a dos respetables féminas, lo hicieron vestidas.

Mas tarde llegó el reposo bajo un sol radiante y un verdor que rodeaba hasta los límites del horizonte. Queremos vivirlo todo, queremos ser importantes, queremos escalar montañas, llegar a donde nadie ha llegado, queremos, queremos, queremos......... repetía Nelly como si el mundo estuviese llegando su fin.

Atónito y apabullado por su insatisfecha e inconformista curiosidad, mis preguntas alzaron el vuelo y se inició la inevitable contienda.

Tenían tantos sueños, tantas ganas de conocer y comerse el mundo que me vi obligado a  poner orden. De acuerdoooooooooo, de acuerdooooooo, respondí alzando la voz para hacerme escuchar.

En medio del silencio que se generó, deslicé mi mano hasta acariciar lo que parecía ser la forma de una lámpara árabe. La destapé y empecé a sacar preguntas que respondiesen a su bombardeo de inquietudes e interrogantes. Mi temor era que, de no hacerlo con urgencia, el diálogo terminaría desembocando en una acalorada algarabía.

Preguntas tales como, cual es la magnitud de vuestra ambición? Qué admiráis? Que soñáis?, Donde están vuestros límites? Cual es vuestro espíritu de sacrificio? Como sois de inconformistas? Como andáis de amor propio? Qué carácter tenéis? Y de paciencia, como estáis? Como os influye el riesgo? Como es vuestra fortaleza física? y la psíquica?

Las respuestas a estas preguntas os darán los resultados para descifrar la ecuación de vuestra contabilidad. Si, solo de vuestra contabilidad. No hablamos de éxito, sino de finanzas, pues poco tiene que ver el éxito con la felicidad.

Se miraron la una a la otra y con el nerviosismo propio de la inseguridad respondieron con un tímido, pe...pero, pero, como vamos a saber nosotras todo esto? Pe....pero tanto hay que responder para poder conseguir nuestras metas?”

Sin analizar estas preguntas y sin conocer sus respuestas, difícilmente podréis determinar que metas seréis capaces de realizar. Nelly, algo sonrojada suspiró un Pe,....pero nosotras queremos conseguir muchas cosas y realmente no sabemos si seremos capaces.”

Pues bien, analicemos juntos todas y cada una de estas questiones y descifremos cada una de vuestras respuestas. Dolly me miraba intrigada, mientras Nelly parecía algo menos receptiva. Y ambas fueron dándome sus humildes y honestas respuestas. A Dolly se le intuía la profundidad de un universo ilimitado, mientras que a Nelly los temores no le permitían soñar despierta. Extraña sensación que denotaba una indudable diferencia entre ambas. Me provocó una gran aflicción pues no hacía falta ser adivino para intuir que su vida estaba condenada a vivir en pareja y al mismo tiempo a sufrir las diferencias de los deseos, la fragilidad, sus diferentes caracteres y las desigualdades de cada una.

Vuestra Ambición, Admiración, Sueños, Limitaciones, Sacrificio, Inconformismo, Amor Propio, Carácter, Paciencia, Riesgo, Salud y Fortaleza, deben formar una ecuación proporcional y perfecta entre si. Si vuestros sueños son muy exigentes pero vuestra paciencia, fortaleza psíquica, etc son débiles, todo terminará en frustración. Si vuestra ambición es enorme pero vuestro factor riesgo es débil, terminará en desesperación, y así sucesivamente. Todos estos factores deben convivir en armonía, al nivel que sea, pero en armonía. La descompensación de los mismos os hará infelices pero sin embargo, el equilibrio entre ellas, sea cual sea el nivel de ambición, os dará el nivel de estabilidad que necesitáis, y este os aportará el nivel de, la palabra mas deseada por la humanidad, la felicidad.

Dolly solo temía por conocer sus limitaciones, porque sus ambiciones no conocían límites y Nelly, por contra, solo pensaba en sus ambiciones porque era bien consciente de sus debilidades. Como podremos conseguir nuestras metas, sean cuales sean?” Respondió una ilusionada Dolly.

Queridas Dolly y Nelly, esta respuesta si que no la tiene nadie, pero si me aceptáis los consejos que me hicieron ser yo, y no quien la sociedad quiso que fuera, os diré cuales fueron mis reglas:

Evitad la corriente social

Nunca pertenezcáis a ningún rebaño

Cuando la ambición y los sueños os oblígen a dejar vuestras vidas y “huir”, tomad el camino mas angosto y tortuoso que encontréis a vuestro alrededor. Por el camino fácil os encontraréis demasiada gente y, aunque suelen ser caminos asfaltados, carecen de grandes sensaciones, son infructuosos y terminan convergiendo en vías de aglomeración. Cuando uno toma un camino muy concurrido, por defecto, tratamos de compararnos con otros viandantes que deambulan a nuestro lado. Por el contrario, cuando uno camina solo, el referente eres tu y nadie puede influir en tus sueños, en tu esperanza, en tu razón, en tu ambición, en tu ambición.

No os comparéis nunca con ningún otro sujeto, cada uno somos únicos y debemos formarnos como tal.

Cuando el camino desemboque en pradera y allí encontréis otras gentes, no escuchéis sus críticas, pues apenas nadie anda regalando críticas positivas y, el riesgo de que sus críticas sean dañinas, no merece el intento.

No aceptéis a nadie como un ser ni superior ni inferior a vosotros. Ningún gorrión pesa 5 kilos más ni menos que otro.

Cuando llegue la soledad y la desolación, pensad que es un filtro que os pone la vida para cribaros del resto de la sociedad. Si lo soportáis y superáis esa criba, habréis accedido a un nivel superior donde competís con menos gentes, y así sucesivamente.

Evitad los amigos fáciles, las relaciones superficiales o interesadas que os puedan desviar de vuestro destino, vuestras metas.

Justificad vuestro sacrificio como un avance.

Mientras dure el sacrificio, aprended a disfrutar de la soledad, pues ésta será vuestra inseparable compañera de viaje durante los años de sacrificio.

Dolly sonreía, segura de poder con todo esto pero la sonrisa de Nelly se resquebrajaba como lo hacen los adioses con forma de corazón.

Los años pasaron y mis botas me fueron guiando hasta mi presente realidad. Dado que ambas botas estaban destinadas a vivir en pareja, por suerte Dolly se impuso a Nelly y juntas trazaron el camino que consumió sus suelas, …y mi vida.

Lo cierto es que la vida tiene tantas realidades como fantasías obren en tu cabeza. Tenemos la capacidad de poder ver solo las virtudes o los defectos de un mismo sujeto, y dependiendo de eso, lo querremos u odiaremos.

El poder de la decisión casi siempre es una decisión propia y libre. El derecho a ser feliz es una consecuencia de nuestras actitudes. Éstas, obviamente, siempre condicionadas por los prejuicios que interfieren entre si.

Todo es mejorable? Si, pero no debemos olvidar que en el caos no hay error, y que en este también se puede ser feliz. Todo depende de nuestras ambiciones y nuestras capacidades para desarrollarlas.

En este sueño vespertino llamado vida, el dueño y señor del feudo de la felicidad lo posee quien consigue sentir que nada es suyo y todo a la vez.

Hace un tiempo, paseando por el campo, me encontré con un viejito amable que me pidió ayuda para colocar unas piedras caídas en el camino. Al entrar en su propiedad, contemplé el paisaje desde su diminuto, árido, infértil y sombrío terreno. Desde allí vislumbré una montaña y en sus faldas un frondoso valle, unos árboles de frutas de la pasión, un rio del color del pacífico sur y en su orilla un banquito de madera tallada sobre un viejo tronco de árbol de cerezo.

He de reconocer que todo aquello me inspiró un sinfín de emociones y me enseñó que lo importante no era poseer aquella montaña, ni su rio ni sus árboles y pagar una fortuna por ello, sino llevarme en mis retinas aquellas vistas que no tendría ni el propio propietario de esas tierras.

El viejito disfrutaba desde su terruño mil veces mas que el dueño de aquellas tierras, que vivía trabajando sin pausa para poder permitirse el mantenimiento de las mismas. Las disfrutaba prácticamente gratis y tanto tiempo como deseaba, pues no había nada que más feliz le hiciese, y …de un algún modo, había encontrado su lugar en el mundo.

Todos, absolutamente todos, deberíamos dejar de tanto quejarnos y valorar todas nuestras posesiones, que son infinitas. Somos dueños de absolutamente todo lo que contemplamos. Todos los mares son tuyos, desde el Caspio, hasta el Atlántico, el Báltico, el Rojo y hasta el océano pacífico, absolutamente todos. Todos los cascos antiguos de todos los pueblos del mundo son tuyos, desde la vieja España hasta la India, las pirámides de Egipto, el Taj Mahal, el Machu Pichu, el castillo mas cercano a tu pueblo, todos los ríos y valles, montañas, todas las playas del mundo, las miradas de las gentes de buen corazón.

Somos acreedores de un sistema neuronal y emocional ilimitado con los que poder sentir y disfrutar de todo aquello que acontece a nuestro alrededor. Poseemos hasta la capacidad de conseguir que nos ame hasta la mas inesperada, una capacidad ilimitada de sueños e ilusiones. Somos dueños de todas las calles y plazas de nuestros pueblos, de cada farol que nos ilumina, de la luna entera, del sol que nos dora, de cada pez que observamos en el mar, de islas desiertas, de todos los recuerdos vividos, y de la esperanza de otros tantos por vivir. Y si encima estas sano, dispones de dos piernas para dar movilidad a tu vida, dos manos para acariciar, unos ojos para sorprenderte y desear, una nariz para olfatear la sal del mar, la tierra mojada o un perfume. Si dispones de unos oídos para escuchar las palabras bellas y una boca para poder decir “Hola, amigo”, “como estas, mi amor?”, “Te he echado tanto de menos”, o un “yo también te quiero”. De que nos quejamos?.

De todos modos, que te vas a llevar cuando se baje el telón, sino los recuerdos de tu existencia?

…y en verdad, deseo que os llegue ese momento en el que vuestras suelas apenas dejen huella. Y que triste debe ser llegar al final del camino con las suelas nuevas, verdad?.

Paco Ramos

Caribe, mayo del 2013

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LONGITUD 40, LATITUD 4, ALTITUD 138-143

LONGITUD 40, LATITUD 4, ALTITUD 138-143

Resulta lógico pensar que, cuanto más consigamos desplazar el espacio físico que ocupamos, más posibilidades tendrá la casualidad de dar con nuestro paradero.

A quién no le ha ocurrido el estar pensando intensamente en alguien y recibir en ese preciso momento noticias de esa persona?  Todo tiene una explicación? Está todo escrito?  Somos guiados por un ser superior? A donde vamos al morir y que queda de nosotros? Miles de preguntas que atormentan las cabezas de los grandes pensadores y cuyas respuestas suelen desembocar en ilógicas “casualidades”.

El título de este escrito está relacionado con esas “casualidades” que hacen cambiar el significado de la palabra.

Quizá haya dos tipos de casualidades, las descifrables y las inescrutables.

Un día, tras mucho analizar situaciones de estrés o paz que experimentaba en determinados lugares de la tierra, las respuestas a mis preguntas me dirigieron hacia un vocablo procedente del latín y del griego llamado Colombofilia. La Colombofilia es el “arte” de adiestrar a palomas para fines de mensajería, como en tiempos remotos.

Como todos sabemos, las palomas nunca estuvieron dotadas de una inteligencia que le permitiera acatar órdenes para llevar un mensaje a uno u otro castillo, a uno u otro lugar, pero si poseían y poseen un sistema de orientación a través del cual se guían mediante el magnetismo terrestre.  Hoy en día, hay sueltas de palomas que se realizan a más de 1.000 kms de distancia y la paloma es capaz de llegar a su destino. Estas suelen únicamente desorientarse cuando entran en alta mar, donde la fuerza de la gravedad se ve alterada debido a la profundidad y a las corrientes de agua. No es increíble que en tierra firme consigan llegar a casa, habiendo sido trasladadas en una caja, dentro de un vehículo o avión y donde no podían ver ni memorizar el camino de regreso? Quizá algunos lo llamarían casualidad, aun cuando llegasen a su destino mil veces, verdad?

La paloma regresa a donde nació. De ahí que antiguamente tuviesen palomas nacidas en un castillo, en otro situado a gran distancia y, para enviar mensajes, únicamente tenían que amarrárselo a la patita y dejarla en libertad para que la paloma regresase a su lugar de nacimiento.

Esta teoría confirma la razón del porqué solemos volver a nuestro lugar de nacimiento o crianza a morir, el porqué solemos construir o intentar mantener un nexo de unión con el lugar donde nos criamos y el porqué nos sentimos mal o bien dependiendo de donde estemos y  sin tener motivos para un cambio de humor, estado o aptitud.

Siempre se ha dicho que cada uno tiene su lugar en el mundo. Por ejemplo, para mi ese lugar es un triángulo de tierra que se encuentra en la longitud 40 grados, 12 minutos y 0 segundos Norte, y latitud 4 grados, 41 minutos, y 0 segundos Oeste. En este sitio mi alma encuentra su paz y el resto de la vida transcurre para mi sin grandes repercusiones.

Si queremos sacar más punta a esta realidad, la altitud de ese lugar varía entre los 138 metros sobre el nivel del mar en su parte más baja, y 143 metros en su parte más alta. 

A la edad de 4 años me internaron en un colegio. De él salía para ir a lo que llamábamos “mi casa” para pasar las Navidades, Semana Santa y verano. Lo recuerdo como una especie de presidio, en el que uno recibía la “libertad condicional” tres veces al año, y el cual compartía con mi hermano. Casualidades de la vida? Mi número, el número que llevaba cosido por mi madre en la ropa, el número de mi servilleta para comer, el número de taquilla, el número de mi cama, en definitiva, el número que me identificaba, era el 138, y el de mi hermano el 143. Casualidad? También es casualidad que de 138 a 143 hay 5 años de diferencia y que son exactamente los que me saca mi hermano?

Quizá la casualidad no sea más que la ineludible consecuencia de un deseo o un temor con instinto de paloma mensajera.......que se marcha quedándose para siempre.

Paco Ramos

Caribe, agosto del 2013

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AMORES CÓNCAVOS

AMORES CÓNCAVOS

Noche de verano, luna efervescente, reflejos acuáticos y un siglo por domesticar la trajeron a mi mesa.

Lancé cautelosamente unas palabras de aproximación en zona, todavía hostil, y la respuesta me sonó a tratado de amistad con acuerdo de doble imposición.

De repente sentí como con el paso del tiempo mis huéspedes empezaban a sobrar. Yo, yo, la miraba, como quien mira a la intriga, al recuerdo o tal vez al azar.

Recuerdo sus voluptuosas tentaciones mientras yo jugaba a adivinar cuantos de esos “esto no se hace, esto no se dice, esto no se toca” habría por descifrar.

Cada vez que mis atrevidas intuiciones hacían frente a esas facciones que simulaban olas de mar, sus ojos se cerraban como buscando el único refugio donde no poderla hallar.

La mesa nos separaba como una barricada y todo ocurrió tan de prisa como ocurren las cosas que nunca deben acabar.

Por aquel entonces, hace ya una eternidad, estoy seguro que sus ideas sobre la nada, el todo y el quizás, distan mucho de las que tiene en la actualidad, pero el remedio casi siempre llega tarde y lo cierto es que todo lo que se soñó, se sintió, e incluso lo que no ocurrió, hizo de aquella cena un recuerdo “in extremis” que junto con ella me llevé para la eternidad, como los desencuentros, para no volver jamás. Ella no estaba para "esposados" y se puso las esposas para nunca poderme desposar.

Para mi fortuna, el camino aun se antoja largo y aun conservo mi palomita mensajera que distribuye todos los suspiros que llegan de una y otra costa de la mar, eso si, algo censurados por el filtro de la defensa de la propiedad ajena. 

Faltaría a la verdad si niego que todavía, de vez en cuando, escucho pasos, miro a mi alrededor y no quedan ni las sombras, pero me hace sonreir el hecho de poder corroborar que los caminos empiezan siempre en la puntera de mis botas y nunca en los talones. Estaré perdiendo el oído o será que nadie trota en alta mar? O tal vez será que ya no somos aquellos, los de aquella noche, o que ya nada es igual y que las realidades pasadas pueden ser alteradas a gusto del consumidor.

Si algo de todo esto es cierto, es que se fue al más allá y yo más lejos aún, pero de vez en cuando llegan noticias del virreinato de Rio de la Plata, como si todavía siguiese aportando metales preciosos a la madre patria.

Que poco duró todo, o será que el whisky excita la memoria, que poco duró todo. Tan poco como dura el sonido de un deseo. Los deseos siempre se sueñan al galope, se viven al trote y terminan con arritmia vascular.

 Ya no la recuerdo apenas, de hecho creo que la olvidé…….de no ser por las 3 horas, 22 minutos y 37 segundos que pasamos juntos.

Paco Ramos

Caribe, enero de 2014

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RETALES  DE ADIOSES IMPRONUNCIABLES QUE UN DÍA PRONUNCIÉ

Hoy vuelvo a pasar por esta gloriosa plaza, donde tan felices fuimos. El reloj del ayuntamiento termina de recordarme que son las dos de la mañana, al mismo tiempo que ajusticia mi alma en forma de recuerdo. Tan prohibidos, tan dichosos, tan osados fuimos para merecer esta desgarradora e irrevocable sentencia? Acaso fue la Diosa Eris la juez que la dictó?

Amor mío, mi tren se aleja hacia “el mas allá” y la vida continua entre recuerdos, deseos y esperanza. Cuando leas este mensaje, seguramente ya estaré en mi planeta “a-marte”. Que bien lo pasamos, amada mía!. Días de pasión. Después, el cobarde que da cuerda a nuestro reloj, se olvidará de desempeñar su trabajo por un largo tiempo.

Mis sueños viajarán en góndola y visitarán el mundo entero, cuando tenga 20 años y cuando ya ni recuerde que un día los tuve.

Olvídate del que dirán. Si el punto G estuviese entre los dedos, esa parte estaría prohibida. La llevaríamos tapada y estaría mal visto acariciarnos las manos en público. Sin embargo, podríamos acariciarnos la entrepierna ante la gente, igual que hoy lo hacemos cuando nos acariciamos una mano o un hombro. Todo lo que produce placer, está censurado por la sociedad. Olvídate del que dirán e invítame a vivir.

Mis deseos han sido tan grandes como la inmensidad del universo. A ellos les debo gran parte de lo que soy. Si los traiciono con apologías de la sensatez, que me quedará, aparte de todo un olvido para mi solo.

No me arrepiento de nada, a pesar de las vergüenzas, de las lágrimas, de las incertidumbres por el deseo de vivir por morir o de morir por vivir, a pesar de los sietes que me quedaron en el corazón. Cada momento a tu lado fue como elevar los sabores de la vida al máximo exponente, como vivir y morir intensamente, como un curso acelerado express de deseos desmesurados. Tu presencia en mi vida fue como aparecer en una barca en medio del océano, sin agenda, sin rosa de los vientos, sin bitácora y sin timón. Volvería a aquel árbol y a tropezarme con la mirada que te desnudó desde el otro lado de la carretera.

Recuerdo que llegaste a mi vida un día de frio invierno. La ciudad se iluminaba con tu inocencia. Lucías un pelo lleno de nidos de aves de colores, y todas ellas querían volar. Recuerdo aún tu bolso del color de los sueños, tu vestido de cristal transparente a mis ojos, tu rímel del color del amor, tus zapatos que se esforzaban para elevarte al cielo, tus manos de terciopelo, tu inocencia titubeante en la mirada, tu sonrisa de diamante, mis ojos con forma de ti” y tus labios con ganas de “yo”.

Un día decidí dividir su beso en dos, y el deshielo de mi corazón creó olas tan generosas como mi adiós. Ella pedía piedad y yo, y yo, y yo, allí me ahogué para toda una eternidad. Después llegó el después, pero nunca desfallecí en mi intento de conquistar las porcelanas mas frágiles y sencillas, a sabiendas de mi inevitable pena capital. Nos quedamos como atrapados en el tiempo, ambos abrazados a nuestras independientes ausencias. El tiempo envejeció y un día, en un acto de cobardía, le pedí a mis ojos verdes que la acercasen a mi. Lamentablemente, para aquel entonces, su odio ya se había enamorado de mi.

Quizá seas la mejor persona y la mejor mujer del mundo, y perdona que agregue el “quizá”, pero es que no conozco a todas las mujeres del mundo. Contigo siempre seré ese hombre que amanece mendigo y se acuesta rico.

 “volverás a llamarme algún día?”. Te cito en 20 años, a la misma hora y en el mismo lugar donde hoy paralizo mis latidos. Así mi corazón permanecerá intacto, solo para ti. Si me llamas en 20 años, para ese entonces hará exactamente veinte años que dejé de ser feliz. Sus ojos hacían cuentas mientras yo cerraba los míos para dar cuerda al reloj que me devolviese a la vida.

Si vas a conectarme al olvido, párteme por la mitad y quédate ambas mitades. Dejamé  con la nada que siempre será indivisible. Aún nos queda una oportunidad. Saqué el zapato de cristal pero por mucho que lo intenté, éste no se ceñía a ninguno de sus pies.

No podrás tomar un avión desde ese aeropuerto, pues mis lágrimas lo inundaron ayer cuando me despedí de ti. No te abandono, mi amor, es mi ausencia quien te abandona en favor de mi presencia viajera. Llega la hora de partir y, como fue y será, las canas de mis maletas se peinarán con el sonido de tus lágrimas al caer. Si tu meta es mi pecho, lamento regalarte una meta hecha pedazos. Mis lágrimas hacían efecto lupa y nuestros pasos en dirección contraria parecían de gigante malherido.

Por qué no la dejas por mi? Porque si la dejo por ti, un día te dejaré a ti por otra. Permíteme soñar los sueños de un Morfeo ebrio, bohemio y atrevido. Mis palabras parecían envejecer en sus oídos a la vez que su amor se derramaba por mi espalda…….mojada.

Por qué no podemos casarnos todos?, por qué no vendemos el alma al diablo? Todo por no volver a ver tu sombra partir. Negociemos con el tiempo o finjamos que nunca llegaste a mi.

No puedo tomarte en serio con esas pecas que pecan mas que hablan. Tan solo puedo prometerte que si tu me recoges, yo me revendré. Me marché al mas allá y dejamos de ver en tiempo real la misma luna que nos unía. Desde la otra orilla del mar, lo único que pude hacer para unirme a ella fue rebautizar el sol……y seguimos viendo la luna los dos.

Y sí, para qué negarlo, al terminar de recordar estos momentos, no pude evitar mis lágrimas corriendo sin control por los renglones de mi escrito, como queriendo borrar el corazón del mismo. Lo vivido, vivido está.

Por suerte, el resto de mi vida no ha hecho más que comenzar.

Paco Ramos

Caribe, abril de 2013

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RECUERDOS DE TODO AQUELLO QUE OLVIDÉ APRENDIENDO

-------Y aprendí que nadie debió conocer mi rincones prohibidos, aprendí que la amistad es transparente pero frágil como un cristal de bohemia, aprendí que las manos aterciopeladas del amor se endurecen con el paso del tiempo, aprendí que las lágrimas pesan mas que la razón, aprendí que todos las despedidas ocurren en días grises, aprendí que todo es eterno mientras dura, aprendí que la única formula para combatir al miedo no es sino con mas miedo, aprendí que todos los caminos que huyen del amor terminan desembocando en el, aprendí que la única verdad es lo que uno siente, aprendí que la ilusión y la esperanza siempre se abren con la misma llave, aprendí que desde un trono burgués no se saborean los grandes placeres de la sencillez, aprendí que nunca muere lo que no se olvida, aprendí que todas las lágrimas son bicolor y que se componen de una mezcla emocional que roza el cielo y el infierno a partes iguales, aprendí que por muy lejos que huya siempre acabado en sus ojos, aprendí que el placer y el amor son enemigos íntimos, aprendí que los grandes besos nunca se dan con la boca, sino con la mirada, aprendí que todo lo prohibido tiene sentido, aprendí que la abundancia es sinónimo de miseria, aprendí que hay conversaciones monosílabas que significan mas que mil discursos, aprendí que la primera mirada es la que indica, la segunda la que enseña y las demás sencillamente son las demás, aprendí que siempre hay que estar yendo y jamás de vuelta, aprendí que mirando hacia atrás nunca vi mi destino, aprendí que entre todas no consiguieron rellenar el hueco que dejó ella al partir, aprendí que mi casa es cualquier lugar donde convivan los abrazos, aprendí que la inocencia es un infiel amigo que un “buen” día deja de seguirte y tan maleducado que ni se despide, aprendí que el secreto de la felicidad esta en divorciarse de la soledad, y si no lo consigues, seducirla de nuevo, aprendí que los grandes lujos no tienen precio, aprendí que el juicio final no son mas que uno mismo de espaldas a un espejo, aprendí que el destino no es mas que un cruce de caminos donde confluyen presente, pasado y futuro, aprendí que ayer hace mucho tiempo y mañana no llega jamás, aprendí que pasearse por los recuerdos solo sirve para embriagar las decisiones por tomar, aprendí que el perdón nunca será amigo del olvido, aprendí que muy por encima del orgullo y la dignidad está la necesidad, aprendí que el gris también da color a la vida, aprendí que las mejores playas son las que tienen vistas a tus propios ojos, aprendí que si la vida te da la espalda, debes darla un azote, aprendí que el deseo es mas amigo de la insinuación que de la transparencia, aprendí que lo peor no es que te vayas, sino el temor de que no regreses jamás, aprendí que se puede estar solo rodeado de gente, aprendí que hay mas gente que  personas, aprendí que la felicidad son momentos, aprendí que la razón es la censura del corazón, aprendí que el ignorante confirma cuando el sabio tiembla, aprendí que si me das a elegir, es mejor amar que ser amado, aprendí que la mejor manifestación del amor siempre es en silencio, aprendí que hay segundos que valen toda una vida, aprendí que  una vida no es suficiente para aprender a vivir, aprendí que uno mas uno, casi nunca suma dos, aprendí que lo importante no es dormir sino soñar, aprendí que el odio solo hace daño al que lo siente y no al odiado, aprendí que es mejor recordarla y mirar su foto a ver su foto y recordarla, aprendí que el secreto de una gran conversación está en saber manejar los silencios, aprendí que el mas difícil de los abrazos no es el primero, sino el ultimo, aprendí que la línea mas intensa es la que separa el después del olvido, aprendí que nacemos con mas obligaciones que derechos, y que por tanto merece la pena morir por defenderlos, aprendí que se puede morir a los 20 años, incluso si llegas a vivir 100, aprendí que los caramelos que no puedo comerme, es mejor no descubrirlos, aprendí que hay penas que no se pueden ahogar, pues rápido aprenden a bucear, aprendí que ningún pájaro pesa 50 kilos mas ni menos que otro, aprendí que las heridas mas dolorosas nunca se ven, aprendí que la vida solo es ahora, aprendí que el amor es una dama punzante y de doble filo, de contorneantes caderas y adicta al olvido, aprendí que el hombre que puede medir su amor, es que no sabe amar, aprendí que la peor religión es la que no te deja descargar tus pecados, aprendí que las normas solo sirven para romperlas, aprendí que la ignorancia es sinónimo de felicidad, aprendí que a partir de los 40, cada uno tiene la cara que se merece, aprendí que  mientras viva, viviré, aprendí que el olvido solo sirve para enterrar lo que nunca existió, aprendí que no es lo mismo ser hombre que ser varón, aprendí que cada negativa no alivia un problema, sino que lo multiplica exponencialmente, aprendí que el espejo termina siempre convirtiéndose en un cruel tribunal y, lo peor de todo es que además, tiene siempre la razón, aprendí que el slogan “paz y amor” no es mas que una contradicción,  aprendí que la universidad de la vida no tiene puertas ni salida de socorro, aprendí que los grandes sueños se llevan a cabo de pie y despierto, aprendí que tres pueden no ser multitud, aprendí que la mujer de mi amigo, por mucho que se desnude, siempre tendrá ropa, aprendí que casi nunca lo importante es “el donde”, sino el “con quien”, aprendí que la falta de amor es una barca sin remos ni timón, aprendí que, a mi edad, mi cuaderno de bitácora siempre debe estar en blanco,  aprendí que todos nacemos comunistas, en la adolescencia nos convertimos al socialismo para terminar siendo conservadores, aprendí que si tuviese que dibujar gráficamente una conversación, esta tendría grandes orejas y una boca muy pequeña, aprendí que las enfermedades son el fruto de aquellas heridas del alma que el tiempo nunca borró, aprendí que un perdón reiterado es la mas clara muestra de sumisión y cobardía, aprendí que la apariencia no es mas que las imágenes frustradas de nuestras carencias, aprendí a mantener las constantes para que mi corazón de “ojalá-ta”, lata, aprendí a que cuanto mas doy mas tengo, aprendí que el progreso casi siempre llega tarde, aprendí que la esencia del amor nunca responde al tacto, aprendí que el mayor arma de defensa de una mujer, no está en ella, sino en como la miro yo, aprendí que la mujer ama menos, pero ama mejor, aprendí que la pena nunca vale la pena, aprendí que mi juez no es mas que un sastre caprichoso que me viste ante tus ojos, aprendí que casi todas las exclamaciones que incluyen la palabra “Dios”, nada tienen que ver con la religión, …………….y mientras aprendía todo esto, olvidé………. que nunca aprendí a olvidar.

Paco Ramos

San Francisco, California 2012

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 REJAS CON ALAS, LAGRIMAS PARA DOS

Que es el amor? Esta noche desempolvaré mi baúl de los recuerdos, rebuscaré entre mis retales de amores ausentes y, aunque no me encuentro capacitado para tan ardua labor, me atreveré a desgranar y describir este sentimiento llamado amor.

Miro a mi alrededor, y no puedo evitar llegar a la conclusión de que cualquier evento importante que acontece en mi vida, está relacionado con el amor, o con la ausencia de éste.

Amor es la palabra más poderosa, extrema y a su vez contradictoria que reside en nuestro diccionario.

Por amor se muere y se mata, es como una mezcla de generosidad y egoísmo extremo, es la libertad y la posesión, la vida y la muerte, el deseo para los involucrados y el desprecio para los no amados. Es el recuerdo y el olvido, el placer y los celos, la espera y el adiós, es a veces la muerte en vida y a veces la compasión.

Es la ansiedad, la ceguera, la protección, el respeto en tensión, es la sangre a galope, la angustia, la intriga, el dolor, el cielo, el infierno, el llanto, la pérdida y el corazón. El amor es el todo y la nada, la mentira y la verdad, la pureza y el disfraz. El amor son las ganas de vivir sin más.

Dicen que no se percibe por ningún sentido pero sin embargo por todos a la vez, no se toca pero se acaricia, es inodoro pero se olfatea, no se ve pero se aprecia, no hace ruido pero se le intuye, no tiene gusto pero se saborea. Es como un proscrito de los sentidos, como un ladrón de guante blanco que nos roba la cartera “sin dejar huella”. El amor decide a su antojo cuando instalarse en nuestras vidas, sin avisar, y decide cuando marcharse a su conveniencia como si nunca hubiese querido pasar.

El amor decide y planifica como llegar y como escapar, es como un condenado a vivir y a morir por una causa desconocida llamada necesitar.

Nace de incognito, se presenta con discreción, y en sus inicios llegamos a rogarle que pierda hasta la educación.  Es como un alma sigilosa que no deja huella física al caminar. Si, no deja rastro visible pero hace surcos a su paso imposibles de borrar.

El amor tiene la inocencia de un niño y la sabiduría de la madurez, es como un gigante implacable que nos posee y nos educa, nos reduce y nos libera, nos cuida y nos maltrata a la vez.

Es la indefensión y la valentía, es la timidez y el atrevimiento, la mazmorra que nos detiene y la pérdida de aliento.

Derrocha sabiduría y también ignorancia, es la virtud y la torpeza, la impunidad y el castigo. El amor es un viaje a ningún lugar y a todos a la vez, es la frustración y el triunfo, la gula y la hambruna, el premio y el castigo, es como una cena con lágrimas para dos.

Omnipotente como un Dios y frágil como un cristal de bohemia, no tiene forma definida pero se adapta a cualquier silueta viva o incluso muerta, es terror y valentía, es pasión y confusión, es decepción e ilusión. El amor es la cadena compartida que arrastramos tu y yo.

Siempre llega solo, carece de patria, ligero de equipaje, duerme en cualquier lugar y no precisa más que de su “víctima” en su eterno viaje. El amor es juez y abogado, es un hola y un adiós, el amor es un aliado que nos hipnotiza a traición.

El amor es tan rastrero como señor, tan hipócrita como honesto. Hace y deshace pero jamás pide perdón. El amor es, sencillamente, la tragicomedia que interpretamos tu y yo.

Nos une, nos usa, nos vence, nos condena, nos delata, nos engaña y nos maltrata sin condición. El amor es la hoguera que un día eligió la sinrazón.  El amor es tan cobarde que se crece en la distancia y solo le llega la agonía cuando se le acerca la implacable monotonía.

El amor se esconde tras los ojos de un padre moribundo, de un amor que se fue, se disfraza de amante, de niño, de madre, de amigo, de estación de tren, de aeropuerto, de primavera, de perro, de lágrima, pero su mejor representación es manifestarse en forma de signo de interrogación.

El amor se refugia en cualquier canción en cualquier mirada, en cualquier caricia, en cualquier rincón. El amor son las ranuras que quedan entre tu y yo.

El amor, ……….el amor, amigos, son rejas con alas, tan exigente que no se conforma con dos.

Paco Ramos

Caribe, en el día de mi 44 cumpleaños

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VIAJE CON-SENTIDO POR MIS SENTIDOS

………..En el camino, mi fiel e inseparable escudero de 4 patas relinchaba con desesperación, como queriéndome decir “amigo, tengo que marcharme”. Mis lágrimas afrontaban el primer adiós y rodaban por mis mejillas como los renglones torcidos de Diós. El murió, y quién escribe estas líneas, también.

Todo empezó a tener sentido, cuando el amor se marchó y, de repente, aquellas imponentes montañas que me rodeaban empezaron a allanarse, hasta permitirme vislumbrar el horizonte. Mi liberación fue tal que me atreví a soñar una pesadilla en la cual era sentenciado a no poder abandonar aquel lugar. Entre noche y noche decidí permitirme algunos placeres, de esos que un adolescente de mi nivel social, no debía permitirse. Casi como sin querer, el mundo se convirtió en un diminuto parque de juguete, dejando atrás las guerras de honor, de estirpe o de vocación, todas ellas de color marrón.

Si hablamos de el, creo que nada pude hacer, salvo robarle el amor que nunca me compartió. Era como rogar piedad a los brazos de la Venus de Milo.

Cupido llegó a corta edad y mi desentrenado ejército pacifista, perdió la batalla. El carmín se convirtió en enemigo íntimo, hasta el punto de sentir los latidos de sus labios, pero mi mirada siempre respondía la frase del desamor con un sentido, “no vayas a enamorarte, no ves que soy casado y sin compromiso”. A menudo escuchaba frases agridulces como “y si vuelves, no me llames jamás, no quiero verte más,…….te amo tanto”.

 El mas allá se blindaba, y el mas acá pedía perdón por el mal uso de mi abuso.  A veces, movían y movían sus labios, sin poder articular palabras que se imantasen en mi férreo corazón.

En mis “cuadros”, sus ojos eran siempre latinos, con raza y de origen pasional, pero estos nunca llegaban y mi atrevida ignorancia, paradojas de la vida, apostó por la velocidad para frenar mis instintos.

Durante esta acalorada discusión, entre pepito grillo y mi ángel en llamas, y como era de esperar, llegué a la conclusión de partir mi mitad en tres……..y pico, utilizando mi sexo como defensa afectiva.

Siempre pensé que el dolor es necesario para trazar la línea de salida y, de este modo, poder conocer la distancia real que la separa de la meta, pero en muchas ocasiones tenía la impresión de que era un dolor malgastado.

Finalmente, el misterio se convirtió en un ministerio, pero mis ganas de querer querer me presentaron a sus ojos. Fue un encuentro cordial y excitante que todavía hoy, en los cambios de luna, me acompaña hasta el alba. Me propuso varias citas pero un buen día llegué a mi cita con el árbol prohibido y ella dijo “Si”, casi antes de aparecer, y yo, titubeante y decidido, asentí con mi conciencia. Si algo me permito resaltar, es que me amó tanto, que llegué a olvidar mi propia orfandad.

Era ella tan pobre y humilde, tan introvertida y torpe, tan insegura y desigual, tan sencilla y desarreglada, tan loca, tan rechazada, que nunca dejé de quererla. Los documentos oficiales me obligaban a rellenar la casilla de mi estado civil, y nunca conseguía ubicarme en ninguna de las opciones disponibles.

Después de mi huida, frente a ella y mientras se aproximaba el alba, con mi maleta llena de temblores, de valor y de esperanza, me enfrenté a mi puerto de mar. Allí dejé mis cadenas, mientras “nada” quedaba frente a mi. Era mi condena a galeras, por la des-gracia de Dios. La noche fue tan larga, que todavía hoy, tantos años después, en algunos recovecos de mi corazón, aun no ha salido el sol. Aprendí que todo lo importante, siempre pasa sigilosamente, a hurtadillas, como sin querer pasar.

No tuve grandes maestros, pero durante mi travesía, la lluvia me enseñó la teoría de la gravedad, la luna me ofreció su fidelidad, y ella se encargó de ir tejiendo mis canas. Todos los “días”, en sus horas mas prohibidas, me saluda al verme con un entrañable y sentido “como estas, compañero?”, y yo que le debo todo lo que soy, termino entrelazándome con ella, como si de dos amantes se tratase. Después, como si fuese un hechizo, justo al llegar al éxtasis, los inoportunos rayos de sol nos interrumpen para hacer de puente hacia un próximo y adultero encuentro. Apenas ya sin aliento, mis latidos quedan a media asta, como llorando y gozando, que son dos gerundios encontrados.

Tanto me amenazaba la vieja escuela con su “la letra con sangre entra”, que un buen día decidí no volver a pisarla mas y me dediqué a absorber la sabiduría de todas las gentes que habían pasado por mi vida y de los agentes naturales que me rodeaban. Mi padre me enseñó el valor, mi madre a compartir, mi hermana a recordar, mi hermano la libertad, mi amigo la amistad, mi perro la fidelidad, mi gata el egoísmo, mi enfermedad la fragilidad del ser, mi pueblo el olvido, mi novia la desconfianza, mi mujer la protección, mis hijos la generosidad, mi caballo la muerte, el tiempo a vivir, el sol a dormir, la luna a soñar, el viento a sentir, la primavera el amor, los viajes mi camino, la soledad mi supervivencia, el hambre a racionalizar, las palmeras mi destino, el dolor a resistir, la sonrisa lo efímero, las miradas la verdad, los labios la fragilidad, el mar me enseñó a huir y las estrellas a fijar mi residencia.

Con todo lo que me ahorré en libros, soborné a Caronte para que me concediera prioridad en el acceso a su barca, y le rogué que me llevase a tiempo a casa de Pandora. Llegué justo para ayudarla a cerrar su ánfora y proteger el último deseo que en ella quedaba, la esperanza.

………..y la madurez llegó, sin pedir permiso, sin respeto y sin pedir perdón, rebelde, como a mi me gusta, casi como queriendo sorprenderme. Me cogió desprevenido y la primera vez conseguí cobijarme bajo aquellas cortinas de rojo sangre, pillándola infraganti  y, por suerte, el primer susto lo di yo. Amenazante, mi mayor enemigo, el tiempo, me dijo que me guardaría rencor y se vengaría. Años después, en diez ocasiones y sin éxito lo intentó, pero sé, a ciencia cierta, que el último susto lo sufriré yo.

Hoy, cuando paseo por mis rosales prohibidos, me asomo a aquel balcón y  concluyo que en mi vida han habido muchos tipos de Rosas, y avalo la teoría de que no hay Rosa sin espinas.

Paco Ramos

Caribe, otoño 2012

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LAS HUELLAS DE MI UNICORNIO

Era una mañana sin un color definido, una mañana deshabitada, como sin nombre propio, tímida, pacífica, sin números, sin clima y sobretodo, sin brújula.

Yo empezaba a acariciar la edad en la que los recuerdos empezaban a tener presente y, confirmado por los años, también un futuro.

Esto no se lo he contado a nadie, pero yo siempre tuve un consejero espiritual, un amigo, un confidente, un defensor, un ilusionista, mi unicornio mágico, el cual pastaba siempre a una distancia equidistante entre mis sueños y mis temores.

Una noche, si, una noche, que es cuando se hacen los pactos mas sinceros, decidimos jurarnos amor eterno, a condición de que nunca perdiese sus huellas.

Mi inseparable unicornio llevaba días pastando por los alrededores. Llevábamos tiempo investigando el por qué de las cosas, intentando, con la ayuda de su olfato, poder localizar los pasos que dejaba la felicidad al pasar, y de este modo, poder atraparla infraganti, pues teníamos la certeza de que se escondía en cualquier lugar de aquel inmenso bosque. El usufructo lo compartíamos a partes iguales, sin notarios, escrituras ni figuras inquisidoras que regulasen nuestro título de propiedad, como se firman los pactos del corazón, los que se avalan con el alma.

Mi unicornio me miraba con unos ojos tan docentes como tolerantes, tan dedicados a mi, como queriéndome dar un curso acelerado de todas las lecciones necesarias de supervivencia. 

Éramos como un binomio inseparable. El era quien ahuyentaba mis temores, la rutina, el conformismo, la soledad y la desesperanza. Sus ojos cambiaban de color cada noche, haciendo juego con mi estado de ánimo, y juntos cabalgábamos a través de los paisajes que él mismo procuraba, siempre excitantes y superando mis expectativas.

Yo me dejaba seducir con cada una de sus fantasías, y mientras, íbamos y veníamos, ajenos al mundo, como dos espías en zona enemiga, mientras el resto del mundo parecía haberse cambiado de planeta.

Aproximadamente sobre la media noche, que era la hora de nuestra ineludible y deseada cita cotidiana, y una vez desfallecían mis párpados, el,  se presentaba sobre la línea del horizonte y me acomodaba en la cabeza una chistera llena de palomas. Me giñaba un ojo para que lo montase y cabalgábamos sin piedad a través de la misteriosa noche. Para amenizar el camino, me hablaba de quién sería yo como hombre, de las cosas que no debería perderme, de las sensaciones ineludibles que experimentaría, de que lugares me esperarían el día que él envejeciese e, involuntariamente, se viese forzado a eludir nuestras citas secretas. Yo lo escuchaba con la inocencia de un neonato, mientras barajaba todas las opciones que me protegiesen de tan duro momento.

Recuerdo todos y cada uno de sus gestos, de sus palabras,  su “voz” de terciopelo susurrante y su pelaje sedoso de color azul celeste. Las estrellas nos iluminaban el camino y rara vez no encontraba respuesta a mis preguntas.

En limitadas ocasiones, cuando mi curiosidad rozaba la incredulidad, él giraba su cabeza y me miraba sin dejar de cabalgar, como queriéndome decir, amigo, cuanto más creas en mis palabras, antes conseguirás localizar las huellas que nos ocupan en este viaje.  La noche termina de comenzar, y todavía nos queda mucho por soñar.  Cada sueño que no cumples, se pudre en nuestro interior haciéndonos un daño irreversible y creando un vacío imposible de rellenar. Puedes ser lo que desees ser, por muy importante que sea el personaje de tu contienda. Mírame a mi, observa mi colorido, mi tacto, el cuerno estrellado en mi testuz. Cuantos unicornios has visto en tu vida? Yo decidí ser un unicornio y en ello me convertí. Atrévete a desear, a soñar y a luchar por tus sueños y un día serán tuyos”. Yo me sentía temeroso, por si me excedía en mis limitaciones y mi egoísmo adolescente me vencía. De repente, él ralentizó su cabalgar y dirigiéndose a mí me dijo, “ Cuéntame, háblame de tus sueños, si no te importa, abriguémonos esta noche con ellos. Eso si, independientemente de su magnitud, te retaré a que  los conviertas en promesas”.  Promesas?, que son las promesas, Unicornito?, respondió mi temor,  “las promesas más duras de llevar a cabo son las silenciosas, aquellas que uno se hace a sí mismo, las que te harán llorar, reír, sufrir y por tanto vivir, aquellas que te envejecerán, aún siendo muy joven, si no consigues cumplirlas. Ten mucho cuidado con ellas y jamás te hagas una promesa que no estés dispuesto a cumplir.”

Cuando calló, se quedó un silencio ensordecedor entre los dos, un silencio que puso un nudo inquisidor en mi garganta. Me refugié tras la luna, haciendo confundir mi mundo de sueños redondo con su máximo esplendor natural.

 Pero, Unicornito, que ocurriría si no las cumpliese? “Ay, mi fiel compañero, quizá sea mejor cambiar de conversación, no me gustaría tener que “despertarte” en este momento tan intenso”. Pero no, Unicornito, por favor, dímelo, dímelo, por favor, Unicornito, dímelo”, le rogaba insistentemente con tono de piedad.

Tal fue mi insistencia que, con los ojos llenos de lágrimas y mirándome firmemente me respondió “ Detengámonos, amigo, y sentémonos a tratar como merece, este asunto de tan relevante importancia. Hagámoslo con cuidado, no vaya a ser que tropecemos y nos despertemos”.  Nos sentamos en un rellano florido, iluminado por las estrellas y una luna menguante, desde la cual nos divisaba un precioso arlequín, con nariz de payaso y sombrero de bufón.

“Ejem, ejem,” carraspeó mi unicornio mientras yo tragaba saliva. “Estas preparado, amigo?”. Sin palabras y sin gestos se quedaron todas las criaturas que nos rodeaban en aquel florido y estrellado bosque, El fénix del lugar decidió tomar tierra, los elfos se amontonaron alrededor, las sirenas detuvieron su chapoteo en la orilla del mar, las dríadas recogieron sus cabellos,  las veelas se miraron entre si, y el bosque mantuvo la respiración por unos minutos.

“Presta bien atención, mi querido amigo, jamás olvides estas palabras que heredé de mis ancestros, si dejas de cumplir tus promesas silenciosas, por cada una que incumplas, tu mismo irás dejando de acudir a nuestros encuentros de medianoche. No seré yo quien evada nuestro compromiso de fidelidad, sino tu. Dependiendo de la magnitud de la promesa incumplida, nuestros encuentros pasarán a ser más periódicos, y el día que incumplas la más vital e importante, ese día me habrás apartado de tu vida para siempre, y jamás podrás volver a soñar, …………..por mucho que duermas”.

“Y bien, amigo querido, se nos está acabando la noche”, respondió mi unicornito. “Te propongo un pacto. He de ausentarme, involuntariamente, por un tiempito limitado, el cual desempeñará la labor de juez, para experimentar lo acordado. Jamás temas por mi ausencia. En ti está el que yo regrese a nuestras citas, incluso de día. Solo hay una realidad, que es la que tú percibes.

De poco sirve que te amen mucho, si tú no lo sientes. Tu diseñas tu propia realidad y esta te persigue fielmente tan pronto como creas en ella. Si sigues mis consejos, aún esté ausente, nada ni nadie podrá separarnos”.

Recuerdo que lo último que le pregunté fue, donde está el camino a las estrellas?”. Preocupado me contestó “Hoy, tu inocencia es una virtud necesaria en el camino a la felicidad. Un día, será tu sabiduría quién te conduzca a ella. Nunca pierdas las huellas que tan generosamente te regalo”.

Para que voy a negarlo, aquellas palabras quedaron grabadas en lo más profundo de mi corazón, con forma de símbolo de interrogación.

Perplejo, y con la incredulidad que produce el temor, regresamos a casa, para llegar a tiempo a mi cama, antes de que el amanecer interrumpiese mi más docente sueño.

Después, los días transcurrieron mansamente pero sin noches que separasen un día del siguiente, concatenando unos días con otros, sin espacio para soñar.

La añoranza de mi unicornito hizo que mis lágrimas recorrieran sin control los renglones de este escrito, como si éstas pretendiesen borrar el alma de este.

Era como si mi tren se alejase en dirección al mas allá y la vida continuase entre recuerdos y esperanza………………….Pues bien, como es lógico en estos casos, el cobarde que da cuerda a nuestro reloj, eludió su trabajo por un largo periodo. Lo sentí como un discrepante encuentro, como un “ménage a trois” entre la ausencia, la distancia y el amor.

Poco a poco, aprendí a sobrevivir, pero ilusionado y acompañado por las palabras de mi querido unicornito, el cual estaba presente en todo momento.

Pronto me di cuenta que no podría vivir con tan pocos sentidos. Por que debía conformarme con tan solo cinco?

La situación, por aquel entonces no me regalaba grandes excesos, así que me tiré a la vida como el mejor de los quebradistas de Acapulco.

A todo esto, y con la insistencia de la necesidad pisándome los talones, me vi obligado a un cara a cara con el mundo. Este lo percibí como a un inhóspito señor, con una serie de preguntas verborreantes y sin mucho sentido, a las cuales respondí de la siguiente forma:

-       Es usted casado? Si, y sin compromiso, señor

-       Que le invita a apostar por este trabajo? La necesidad de un día poder vivir como lo hace usted, si no es mucho pedir.

-       Adultero? Perdone señor pero siempre confundo esta palabra con Adulto, podría explicármela?

-       Le han amado alguna vez? No estoy del todo seguro, al principio me dicen que si y después que no.

-       Ha amado usted alguna vez? Si, en caso de emergencia y con reciprocidad.

-       Castidad? Por supuesto, pero dejémoslo para cuando se interrumpan los latidos de mi corazón.

-       Compromiso? No, no compro nada.

-       Moralidad? Como no, pero si es estrictamente necesaria, para los ratos libres en los que logro desconectar mis sentidos.

-       Es usted fiel? Faltaría más, a mis ideas.

-       Si yo lo contratase, cual cree usted que sería el secreto de su éxito? El deambular a escasos milímetros del precipicio, donde solo hay cabida para un buen funambulista.

-       Tiene usted religión? Lo siento señor, no entiendo la pregunta

-       Profesión? Experto traficante de acero para su posterior trueque por sedas nobles

-       Prohibiciones? Evidentemente, en mi vida queda terminantemente prohibido el prohibir

-       Política? Solo cuando los políticos aprendan a cavar sus propias tumbas

-       Morir o matar? Me permití responderle con otra pregunta Cual es la diferencia entre el exceso de luz y la oscuridad?

-       Poligamia? Como dice el maestro, “prefiero la monogamia sucesiva”, pero muy sucesiva.

-       Pecado? Prefiero la carne. Creo que no me ha entendido bien. No, no dije pescado, sino Pecado. Perdone señor. Pues la verdad es que le podría ofrecer la misma respuesta, si, me gusta la carne. Me encanta pecar, sobre todo si el pecado amanece mirándome.

Con tanta respuesta distorsionante a los oídos de mi contrincante, de repente aparecieron una manada de jueces, criticando mi actitud incorrecta e inmoral, y yo allí sentado, sin un maldito abogado para defenderme. Como pueden ustedes imaginar, tras mi comprometida entrevista, me vi obligado a abandonar el lugar, y creo recordar que fue con carácter de urgencia.

Hoy, y para evitar evacuaciones forzosas, cuando me preguntan por mi curriculum, aludo a la climatología del lugar.

Mis sueños hoy todavía y, siguiendo los consejos de mi unicornito, viajan en góndola y se pasean, junto con mi corazón, por las bellas ciudades del mundo, donde un saxo ríe o llora, mis latidos se liberan y me siento aún como si tuviese 20 años, con todo un mundo por recorrer. Mi pasado ya se fue, mi futuro un día llegará y me abrazo al presente como única esperanza de vida posible.

No les parece, señores, que si el punto G estuviese entre los dedos de las manos, esa parte estaría tan cubierta como prohibida? Pasaría a ser una obscenidad acariciarnos las manos en público , permitiéndonos acariciar en público la entrepierna como una zona más, sin censura ni persecución”.

El camino de mi vida siempre estuvo trazado por la célebre frase que la tribu Touareg le dedicó al primer mundo “vosotros tendréis relojes, pero nosotros tenemos el tiempo”. Creo que esta frase ha representado la base de mis principios, o quizá de mis finales, porque siempre fue y será mi meta, poseer mi tiempo.

……..y si mi escrito parece triste, perdón por la tristeza de no haber sabido manifestar mi felicidad. Todo esto y aquellos renglones que quedaron en mi tintero de mediana edad, o quizá de edad media, solo reflejan un saber vivido y sufrido que hoy me hacen ser el hombre que siempre desee ser, el hombre que diseñé. Quizá sea mi sabia ignorancia la que me permita ser…..el hombre más feliz del mundo.

Trasladé, durante muchos años, mi hogar a diferentes continentes pero un día, mi brújula insistió demasiado y decidió contratarme un vuelo diferente. Esta vez mi vuelo indicaba un destino tan lejano que llegué a preguntarme si habría oxigeno a mi llegada. Propulsado por las turbulencias que provoca el vacío afectivo o el conformismo empresarial, inicié un vuelo silencioso, sin motor, que sobrevolaba Madrid con tanta inercia que pensé que podría alcanzar la costa del Pacífico. Cerré los ojos y aterricé en la selva caribeña como un neonato, pero esta vez sin cordón umbilical. Los días se amontonaban y mi teléfono se quedó mudo, algo así como debe ser un satélite sin órbita. Libertad a la vista, tras cuatro décadas, gritó mi corazón forastero al vislumbrar desde mi barca, agua firme.

Aquella impredecible situación me mostró que el ser héroe no dista tanto de la cobardía forzada.

Hoy han pasado los años, y todavía me atrevo a mirar a la vida a los ojos y recitarla un “ya ves, mi amor, jugué mis cartas lo mejor que pude, con el único fin de conseguirte. Esa fue mi virtud y tu mi recompensa. No me considero ni héroe ni cobarde, tan solo un hombre que osó soñar el imposible de robarte el corazón”.

Paco Ramos

Caribe, a 21 del 12 del 2012 (según el calendario Maya)

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MEMORIAS DE UN ANÓNIMO CON MI NOMBRE

"Yo nací en casa de otro, era un día corto de gélida luz, un día par de un año impar. El frio me agudizó el ingenio como a un lobo estepario, los cortos abrazos me obligaron a crear mi propio calor.

No habían transcurrido horas cuando mi máquina de recuerdos se conectó entre animales y una vieja chimenea con olor a esperanza.

Mi niñez fue un adiós, unos dedos rasgando una rebeca, un cura con dudas, un profesor sin educación y un olvido fiel e inseparable.

Mis educadores eran de granito, mis consejeros de espuma, mis amistades de barro y mis amores de humo. Eso si, denso, tanto que llegaban a tener hasta figura.

La vida se mudaba a cualquier lugar con la única condición de que allí habitase la soledad, el abuso y las ilusiones enjauladas.

Los regresos a aquellos abrazos desdibujados por el paso del tiempo, eran distantes, de humilde figura y con olor a leña.

El pan tenía cuernos y mugía con intensidad ensordecedora, el transporte relinchaba y la claridad del día era oscura.

Antes de saber contar los dedos de mi mano, la cara oculta de la luna me presentó al deseado deseo, al añorado sentir y al fingido saber. El primero tenía forma de palma, el segundo de niña y el tercero tenía una forma de silueta hemafrodita con voz ruda y con un movimiento de labios que nunca decían realmente nada.

La soledad se convirtió en mi mejor aliada, tanto que llegué a sentirla de mi propiedad. Con los años, mi amiga la soledad fue creciendo hasta hacerse mujer, que digo!, en una muy deseada mujer. Con la frase del maestro  "con las sobras de mis sueños me basta para comer", decidí un día vestirla de largo, maquillarla a mi antojo y hacerla más mía aún. Viajamos durante años por medio mundo, nos devoramos, nos sedujimos, nos abrazamos y llegamos a compartir tal nivel de complicidad que decidimos contraer matrimonio, eso si, de conveniencia. Incluso construimos una casita. La casa se construyó con materiales muy sólidos, aquellos que nunca nadie ni nada pudiese derribar. El diseño lo dejé en sus femeninas manos a condición de que el enclave fuese sobre la línea que divide el temor de la ambición.

Para ser honesto, creo que lo más cerca que nunca llegué a estar de dios, fue por una cuestión de altura, en el piso 101 de un hormigón que ya ni existe, y lo mas religioso que llegué a ser, fue como una mantis. Me acerqué alguna vez a dios pero nos separamos el día que le pedí unas explicaciones que no supo darme."

Paco Ramos

 Madrid, invierno 2009

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Dulcinea 16.05.2021 01:00

Sin palabras... Seguro una alma de mundo

Nando 10.07.2015 01:52

muy bonitos los poemas Paco, seguiré leyendo tus poemas, un abrazo.

Natalio 08.04.2014 21:13

Bravo

Angelines 17.09.2013 21:16

Paco continua que ya me he leído todos !!!!!Me encantan !!!!

Angelines 26.05.2013 22:46

!!Como me suena los zapatos!! Yo los llamaría K Y O .No es así ?

Lauri 26.05.2013 14:01

Profundos relatos como la persona que los escribe y que es...La sabiduría del saber vivir, del atreverse a hacerlo sin ataduras ni condiciones...

Misterio 29.04.2013 06:41

Has debido despedirte muy intensamente para poder escribir con tanta sensibilidad. Maravilloso y emotivo relato.

Javi 09.04.2013 22:13

Al leerlos recuerdo cuando me contabas todas estas historias cuando nos escapabamos y volávamos con los coches...

Evelio 09.04.2013 10:13

Paco acabo de leer tu ultimo poema y me ha gustado mucho, sigue mandando mas que te lo agradeceré.
Hijo cada vez te voy comprendiendo mas. Besos papa

Angelines 13.03.2013 22:38

Paco el relato del Unicornio para mi es muy profundo y me ha gustado. Por favor no dejes de seguir.Los leo poquito a poco

Angelines 12.02.2013 22:36

Me encantan todos.Por favor continua

Sofía 24.01.2013 06:59

Me encantan todos tus escritos y la música súper relajante. Perfecto para terminar el día! Por favor sigue escribiendo y compartíendo tus poemas con nosotros.

Elvira 09.01.2013 04:44

De dónde sacas la magia para escribir cosas tan profundas?

M. Vargas 02.01.2013 08:28

Sorprendente. Todas preciosas pero tus "recuerdos de todo aquello que olvidé aprendiendo", me ha llegado al alma. Sabiduría de vida.

Comentarios

30.08 | 22:43

Hola Ciborg. Si, son escritos autobiográficos y la vida es un cúmulo de em...

30.08 | 22:05

Buenas noches... O día, según el Hemisferio. Paco, estoy ojeando tus ...

16.05 | 01:00

Sin palabras... Seguro una alma de mundo

02.01 | 03:03

Soñar; buscar, rriesgar; compartir; seducir,abandonar...